lunes, 17 de agosto de 2015

¿Atrapados y sin salida? Mis esperanzas en el futuro de Penny Dreadful


Para muchos seguidores de “Penny Dreadful “, el final de la segunda temporada fue catastrófico. Un miembro de La Liga Anti Monstruos perdió la vida; Vanessa perdió la fe; Calibán la esperanza y el Lobo Chandler, su libertad y pasaporte. ¿Seré yo la única que veo esos desastres como tropiezos menores? Algo me dice que pronto los personajes, que parecen estar atrapados, recobrarán su libertad de una manera inesperada. Alerta: SPOILERS a granel.

El tema de la trampa comenzó en el penúltimo capitulo. Evelyn captura a Sir Malcolm para usarlo como cebo y atraer a “Amunet” Ives. Vanessa, sin escuchar consejo de nadie, parte a la casa embrujada a rescatar a su padre adoptivo (¿Solo adoptivo?). Al hacerlo acepta el desafío de la perversa médium de enfrentarse a Lucifer. “Ven a conocer a tu Amo “le dice la McRory con una sonrisita que hiela la sangre.

La Brigada Anti-Monstruos en pleno, incluyendo a Ethan (y eso que hay luna llena), parte a rescatar a su reina y todos caen la trampa. Las Nightcomers (con excepción de Hécate, que al final fue la más lista del cuento) atrapan al pobre Lyle, al que ni la recitación del Shema parece poder salvar. ¿Por qué Lyle tendrá tanto cuidado con que no se sepa que es judío? Le rogó a Victor que no revelara su secreto.

En cuanto a Victor, las brujas lo encierran junto a Malcolm, A ambos los atormentan los zombis de su pasado que los agobian a con reproches y empujan al suicidio. Pero la trampa más terrible se la prepara Hécate a Ethan y a Sembene. Comprimidos en un estrecho corredor, observan aterrorizados como los rayos plateados entran por el cielo raso. Chandler tiene una sola salida: darse un tiro, pero Sembene lo detiene. Le recuerda que El Señor le ha encargado una misión. No puede morir. El pistolero baja el revólver, se convierte en lobo y mata a Sembene.



Tengo que tomar un respiro, cada vez que revivo esa escena es un golpe que siento en los ovarios. No puedo creer que Sembene esté muerto. Y lo confirmo “está tan muerto como Jon Snow”, ósea renacerá de alguna forma porque Sembene es un personaje con demasiadas posibilidades para desaparecer tan fácilmente. Seguro que Malcolm llevará su cadáver a algún doctor brujo experto en resucitar zombis.

Después de la muerte de Sembene, esperaba una masacre total. Pero no contaba con Vanessa. Careada con esa muñeca clon por cuya boca habla El Demonio, la aprendiz de bruja recurre al Verbis Diablo y la hace pedazos. Las muñecas se desmayan, los escorpiones son absorbidos por “El Pequeño Escorpión” que ahora tiene las toxinas dentro del cuerpo.


En ese momento, Evelyn Poole comienza desmoronarse como La Bruja Mala del Oeste. Le llega el “viejazo”. Aúlla desesperada al sentir como las arrugas invaden su rostro. Para su suerte, llega el licántropo que de un zarpazo impide que siga envejeciendo. ¡Qué fácil se acabó con esa diabla! Yo quería que sufriera más.

Ethan-lobo y Vanessa se ponen frente a frente. Tal como ocurriera en el primer episodio, La Ives avergüenza al monstruo quien huye sin hacerle daño. En el acto acaba el hechizo. Lyle mata a balazo limpio a las brujas. Malcolm y Victor olvidan sus planes suicidas, y Hécate desaparece en la noche tras incendiar la casa con el cadáver de su madre en el interior. Como la Khaleesi, ha emergido del fuego lista para reinventarse.

Paralelos a este cuento del castillo de “Irás y no volverás”, otros personajes también se encuentran  enjaulados. Algunos literalmente como el pobre Calibán que cayó en la trampa  de  Lavinia que resultó la más perversa de su familia. Los Putney murieron a manos de Calibán, y posiblemente Lavinia muera de inanición o se parta la cabeza contra la pared. Se lo merece, ciega traidora.

Un twist fantástico de John Logan fue convertir al ser más frágil e inocente de la historia en el peor monstruo. Fue la cieguita la que se encargó de enjaular a “Mr. Clare” para que se convirtiera en la gran atracción del zoológico de freaks que sus padres planeaban para aumentar el caudal de sus arcas. Esa escena en que los repelentes Putney le dicen al encarcelado Calibán lo que piensan hacer con él estuvo escalofriantes puesto que ahí ya no se sabía quién era el freak, si Calibán o sus carceleros.



Doryan Grey y Bronna resultaron inmortales, pero quedaron tan encerrados como los demás. Es cierto, sobrevivieron a las balas del Dr. Frankenstein y desdeñosamente le perdonaron la vida al Creador. Aun así, y a pesar de sus bravatas de como dominarán la mundo (otra vez, Pinky y Cerebro) esa escena final de ellos bailando como muñequitos de caja de música daba la impresión de que estaban  encerrados en su propio narcisismo.


El joven Frankenstein quedó al final solo en la única compañía que no lo abandona, la morfina. Calibán partió en un viaje hacia El Polo Norte. Le rogó a Vanessa que lo acompañara. Miss Ives, generosa como siempre, le dio un apasionado beso y lo dejó partir asegurándole “usted el más humano que he conocido”. Malcolm, cargando el cadáver de su amigo, el ex comerciante de esclavos, partió al África a darle un entierro digno a Sembene.

Todos quedaron en tránsito. La pareja de bailarines inmortales en su in tándem circular que igual crea una atmosfera claustrofóbica.; Victor encapsulado en  La nave del olvido drogadicto; Calibán rumbo al continente helado, y el explorador en su viaje fúnebre. Ethan Chandler, tras entregarse la policía, recibe un horrible  corte de pelo y horribles noticias. Su sueño de muerte limpia no se realiza. Se le empaca a  USA donde lo esperan la horca y su padre, no se sabe cuál es peor castigo.


Entiendo entonces la sensación de desesperanza que queda en los espectadores, encarnada en ese último gesto de Vanessa de lanzar su crucifico al fuego. Muchos interpretan ese gesto como una pérdida total de fe, un rechazo de D-s y por lo tanto del Bien. Me niego a aceptar eso.

La fe de Vanessa es parte de su constitución física. Esta breve “noche oscura del alma”, como la llamara San Juan de la Cruz,  es únicamente una etapa, un momento desesperación que no afecta  la espeluznante (no hay otra palabra de definirla) manía de Vanessa de ayudar al prójimo, de  vivir para proteger a otros, de ejercer una caridad que se niega a sí misma, de hacer el Bien. Después de todo El Bien, así en abstracto, es otro nombre para D-s.



Si Severus Snape hubiese conocido a Víctor Frankenstein lo hubiese tildado de “insoportable sabelotodo”, y nunca estuvo tan manifiesta la soberbia intelectual del médico que cuando acusó a Miss Ives de ser una “adicta a la religión”. Una adicta es una fanática y alguien como ella, tan pragmática en su manera de practicar el catolicismo no puede ser calificada de tal. Ninguna fanática religiosa ayudaría a practicar abortos,  seria aprendiz de bruja, se involucraría en vendettas asesinas o sería tan tolerante y flexible con los pecados ajenos.

Reitero, Vanessa tal vez pase por una etapa de irreligiosidad, quizás impiedad, pero no ha dejado de creer. Como Madame Kali, siente que Dios le ha vuelto la espalda y no ha sabido apreciar o recompensar su sacrificio. El duelo entre Amunet y su supuesto Amo-Futuro-Marido fue terrible porque la  puso cara a cara con  la tentación máxima: vender su alma al Diablo, a cambio de una felicidad semi-eterna junto al pistolero licántropo.


Ahora sabemos cuál es el sueño que Vanessa anhela. Y entre El Amo y Madame Kali la presionaron de una manera tan diabólicamente irresistible que a mí me hubiera sido imposible  rehusarme. Le prometieron décadas de felicidad domestica junto al hombre que ama, la familia que siempre ha soñado tener y morir tranquila en su cama, rodeada de los suyos. Todo a cambio de una eternidad convertida en la Madre de todos los Males. Un precio exiguo  cuando no se tiene nada y se nos ofrece todo, pero Vanessa rechazó esa propuesta, se enfrento al Mal y lo destruyó.  ¿Y cuál fue su premio? Descubrir que Ethan, su amado, es una bestia en noches de luna.


Aun así Vanessa acepta este nuevo desafío y le ofrece, a quien ya deberíamos llamar Larry Talbot, su vida para compartirla. Pero Ethan está agobiado por el remordimiento de haber matado a su amigo. La rechaza en una breve carta y se entrega a la policía. Aun así, yo creo que ese barco no llegará a América, que en el próximo plenilunio, Ethan será rescatado por Hécate, que ese par no ha comenzado todavía la hermandad que puede llegar a ser.


Creo que Ethan y Hécate serán el próximo desafío de La Liga Anti-Monstruos, y tal vez  tengan que batallar también en contra de Los Inmortales. Por algo Brona y Doryan lanzaron una amenaza a Victor. En cuanto al Dr. Frankenstein, no me importa nada ni cual sea su final. Como diría Cersei “No tiene remedio”. Y Calibán regresara de su expedición al Artico y apuesto que será el rival de amores del hombre-lobo. Vanessa no quiso acompañarlo hasta los hielos árticos, pero siente admiración por el pobre monstruo.

Lo último que vemos es a la desconsolada Vanessa, sola en su cuarto, en una casa vacía, arrojando su crucifijo a la chimenea. Un gesto fútil que nace de la desilusión, pero Vanessa es demasiado mujer, demasiado bruja, demasiado ángel, demasiado Amunet para dejarse ganar por sus enemigos. Cuando vuelva Malcolm, ya se pondrán a trabajar en algún plan futuro. Rehabilitar al drogadicto, acabar con los inmortales, o rescatar al lobo de la bruja. Y la fe de Vanessa seguirá con ella. Lo dijo Calibán cuando le recordó que D-s siempre la esperará. “Pero Ud. No cree en D-s” le dice la sorprendida  Miss Ives. “Pero usted si” le sonríe el monstruo humano.



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